“Donde hay un conciliador se respira un aire diferente”
Liria Mazo Zuleta es conciliadora en Medellín, Antioquia hace dos años; sin embargo, su rol como lideresa comienza en el 2002. En esa época trabajaba en un programa con desplazados, después de esa experiencia, decide fundar la corporación Caminos Unidos con el objetivo de apoyar a las madres cabeza de hogar y a la niñez que ha sufrido maltrato o abandono. Para Liria la capacitación que recibió en conciliación se convirtió en una gran herramienta, pues era lo que hacia falta para reforzar el trabajo social: “la unión entre trabajo comunitario y conciliación permite a las conciliadoras llegar más fácilmente a las personas”. Desde entonces su apoyo se ha expandido a otras necesidades de la comunidad.
Conflictos como las cuotas de alimento, la custodia de hijos y los problemas de convivencia son algunos de los casos que, con mayor frecuencia, se dedica a conciliar. La contraprestación de las conciliadoras es, para Liria, llevar a “feliz término una conciliación”; personalmente, la motiva ser testigo de la satisfacción de quienes logran resolver su conflicto: “yo vibro con mi trabajo porque lo hago con mucho amor y muchísimo gusto. Esa contraprestación a mí me encanta, ver un rostro agradecido”. Además de la resolución de conflictos, para Liria la conciliación es importante en la medida en que los involucrados se evitan procesos largos y se logra disminuir la afluencia en los juzgados. Por otra parte, se lleva a las personas involucradas a reconocer la importancia del dialogo y de cumplir los acuerdos que son pactados al momento de la conciliación.
Liria considera que las mujeres se les facilita ser buenas conciliadoras porque cuentan con un sexto sentido y suelen empatizar con las situaciones que se les presentan. “Al ponerme en los zapatos de las otras personas, me queda fácil ayudarla”. La conciliación no solo permite alimentar esa capacidad en las mujeres, sino que también afecta su forma de ver el mundo. Para Liria, la conciliación permite llevar el diálogo a otras esferas, como la familiar y la personal: “nos volvemos conciliadoras dentro de nuestro núcleo, se trata de ser coherente con lo que decimos y lo que hacemos”. Es por eso que después de dos años de trabajo voluntario está enamorada de la conciliación y desea que muchas mujeres se conviertan en conciliadoras porque donde hay una o un conciliador “con toda seguridad, se respira un aire diferente”.